Trabajo donde quiero: 6 realidades del teletrabajo que te harán añorar la oficina… algunos días
El teletrabajo ha llegado para quedarse. Pocas voces se escuchan en contra de las ventajas que trae consigo trabajar en remoto, desde casa o en un espacio elegido, y las posibilidades que brinda en cuanto a flexibilidad, conciliación, autogestión de tiempos o ahorro de desplazamientos y contaminación.
Pero no nos confundamos. Lo que hemos vivido estos meses -y continúa- no ha sido teletrabajar, sino gestionar una crisis en remoto. Sin olvidar que todavía son pocos los privilegiados que pueden teletrabajar frente a los que han perdido su trabajo o desempeñan funciones presenciales que no pueden trasladarse al formato online.
El anteproyecto de Ley del Teletrabajo saca a colación algunas de las trampas de este ejercicio exprés de teletrabajo generalizado: falta de desconexión, horarios ampliados, problemas de concentración, dificultad de conciliar con los niños en casa, falta de medios adecuados para trabajar en el hogar, pago de facturas de luz e internet a cargo del empleado… Esto, sin hablar de la falta de conexión humana, la escasez de nuevas ideas y las dificultades que entraña la gestión de equipos en remoto.
Porque nada es perfecto, ¿por qué no hacer un mix? Existen modelos de trabajo híbridos que combinan las ventajas de trabajar a distancia con la necesidad de tener un espacio de encuentro y colaboración.
A continuación repasamos algunas situaciones que plantean un choque entre el mito y la realidad en torno a trabajar en casa. ¿Quieres compartir alguna otra?
Conciliación ¿real?
Mito: Teletrabajar permite a los padres y madres adecuar sus horarios a los del menor, atenderle si está enfermo o no extender las jornadas en colegios o guarderías, entre otras.
Realidad: Según el Índice de confianza del trabajador de LinkedIn, un 54% de las familias afirmaron que el mayor desafío durante estos meses ha sido concentrarse en sus tareas con menores alrededor.
“Si en la época pre-COVID 6 de cada 10 mujeres renunciaban a su carrera profesional antes de ser madres, ahora tememos que serán muchas más”, afirman desde el Club de las Malasmadres, cuya campaña por una conciliación real ha sumado 280.000 firmas exigiendo que el Gobierno atienda la realidad de las familias mientras dure la emergencia sanitaria.
Eficiencia vs innovación
Mito: El teletrabajo mejora la productividad y eficiencia del empleado. Al tener menos distracciones, le permite ejecutar su tarea sin perder el tiempo en contrastar ideas.
Realidad: El 47% de los españoles es más productivo con el teletrabajo, según una encuesta de la consultora de RRHH Robert Walters en mayo de 2020. Pero, ¿qué hay de la creatividad, la innovación, la generación de nuevas ideas?
“El teletrabajo es bueno para mantener la operativa de una empresa y continuar con su inercia, pero no es tan sencillo para crear, transformar o modificar proyectos o procesos en reuniones grupales. Inspirarse en equipo con teletrabajo es complejo”, explica Pablo Foncillas, experto en innovación empresarial.
Mayor concentración
Mito: el teletrabajo ayuda a concentrarse y gestionar mejor el tiempo, sin ruidos alrededor de compañeros, interrupciones para preguntarte algo o pausas café. Y sin los famosos ladrones del tiempo acechando a la mínima.
Realidad: el teletrabajo no disminuye la reunionitis, sino que la traspasa al formato online.
Según un estudio, al 42% de las personas que teletrabaja le “distrae profundamente” las continuas alertas de apps y mensajes y se siente más productivo si trabaja sin interrpuciones.
En un entorno de continuas distracciones digitales, necesitamos aprender a mantener la concentración y el enfoque, dicen los expertos. La colección Minimalismo digital, disponible gratis para miembros de Impact Hub en la Impacteca, ofrece algunas claves sobre cómo controlar el multitasking o hacer que la tecnología sea una aliada y no un factor de mayor estrés.
¿Mejor solo/a?
Mito: trabajar en casa no significa hacerlo en solitario. La tecnología facilita el trabajo en remoto con los compañeros, de forma que se puedan realizar reuniones y gestionar proyectos por videoconferencia.
Realidad: las tecnologías facilitan el trabajo pero no reemplazan la conexión entre personas, necesaria para la motivación, la creación de equipo y una cultura corporativa.
Según publica LinkedIn, los estudios realizados hasta la fecha confirman que quienes trabajan en remoto solo un par de días a la semana demuestran una mayor motivación y reducción del estrés, frente a quienes trabajan el 100% de su jornada en casa, que pueden adolecer de sentirse aislados o sufrir con “teléfonos escacharrados”.
“Con el teletrabajo, las empresas debemos luchar contra el aislamiento de los empleados y promover las conexiones entre personas. Si conseguimos esto, la productividad y el bienestar aumentará”, destaca Noelia González, responsable de Cultura y Talento de Impact Hub.
Salud y medio ambiente
Mito: trabajar en casa permite cuidar mejor la alimentación y el bienestar físico al poder adecuar horarios, lo que reduce el estrés. Además, hay menos desplazamientos y, por tanto, baja la contaminación.
Realidad: la falta de espacios laborales adecuados y la inmovilidad pueden generar problemas musculoesqueléticos, la mayor causa de absentismo laboral.
Además, si no se es lo suficientemente disciplinado, el teletrabajo puede convertirse en una trampa que nos fije a la pantalla durante más horas que en la oficina, con posturas poco ergonómicas y problemas de visión debido a la falta de mobiliario adecuado y el uso de ordenadores portátiles. Esto, sin contar con otros problemas físicos generados por el sedentarismo o el fácil acceso a la nevera.
Ahorro de costes
Mito: trabajar en casa permite ahorrar en comidas fuera, gasolina o transporte público.
Realidad: el ejercicio improvisado de teletrabajo en tiempo exprés ha hecho que, en la mayoría de los casos, el empleado asuma los costes extra de luz, agua y calefacción, ahorrando estos costes a la empresa.
En el anteproyecto de Ley del Teletrabajo se debate de qué forma las empresas que favorezcan el teletrabajo deben costear al empleado los gastos que asume para ejercer su trabajo, además de que el espacio de trabajo en el hogar cumpla con la normativa de Prevención de Riesgos Laborales. La realidad de cada organización es muy diferente según su tamaño, sector o grado de digitalización, y en algunos casos podría desincentivar el fomento del teletrabajo en algunas empresas ante la complejidad del proceso y el aumento de costes.
Ante esta disyuntiva, Proworkspaces, la asociación de los espacios de trabajo flexible, propone a las empresas el uso de “terceros espacios”, como coworking y centros de negocio, con infraestructuras profesionales frente a las domésticas, habilitados para trabajar en remoto, con todos los servicios de internet, electricidad, agua y calefacción incluidos, y con las medidas de higiene y seguridad necesarias.
→ ¿Qué otras situaciones has vivido? Déjanos un comentario al final de este post con tu experiencia de teletrabajo.
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Artículo previamente publicado por Impact Hub Madrid
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